martes, 2 de agosto de 2011

Notas/ (II)

Los besos, las caricias, el amor: son insensatos, no conocen de tiempo, de espacios, no saben de cordura, se dan y son todo, para luego acallarse en la memoria y si mi memoria es mala -y no confió mucho en ella-, confió en que el corazón si tiene memoria… La palabra es lo más certero que tengo, y si me besas, y si me tocas, se enciende un cementerio de palabras calladas que nacen para no decirse, porque no saben hablar de amor, y a pesar de todo caprichosamente las perseguiré hasta Babel con tal de regalarte un verso cada que nazca una estrella…


(Te) Quiero, si querer es suficiente, y si no lo es, entonces (te) quiero mas y me vale madre el romanticismo, porque yo a diferencia de los románticos no quiero que el tiempo se detenga, que nada se detenga, yo quiero que todo tiemble en conjunto, yo quiero comerme las horas sobre tu piel, ver como paseas los ojos por los días, como te crecen lunas en el cabello, contarte las noches, desnudar cada mujer que encierras, conocerles el color, desenredarles el cabello… Pero lo único que se desnuda es la noche y se cuelga de las manecillas, se desnuda en sombras largas y hace guardia de lo que se esconde tras la esquina, tras la memoria, en el revés de lo que escribo. Y en realidad lo que quiero decir no lo entiendo…