martes, 21 de junio de 2011

Exordio...

Comunión plenaria
Oliverio Girondo

Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire,
hasta alcanzar el cielo.

El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...

Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?

Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.



 

Resguardo líneas celosamente en la memoria, pero regalo palabras en ramos abundantes a presencias/ausencias inciertas, pero a corporalidades pocas, a veces quisiera regalar miles de versos, y quisiera recitar tantos poemas que he leído y regalarlos de una vez a la primera mujer se me ponga enfrente y que se los lleve para ser silencio total y no silencio que enmascara algarabías mentales...

Leo y re-leo, escribo y re-escribo para al final dejar que la palabra vuele, sea libre y acose otros oídos, otros labios, y dejo que cualquier otra persona robe lo que escribo mientras ya se gesta en mi la palabra nueva…

Esta madrugada siento que las palabras descansan, resbalan, yacen, se recuestan, duermen, nacen, mueren, transmutan, agonizan, se asientan, se suspenden, viven, callan, sobre mi piel, no tengo la mínima intención de ser transductor, de traducirlas a palabra escrita, aún cuando se que podrían componer líneas para guardar celosamente y regalar selectivamente para luego dejarlas ir. No tengo la mínima intención de levantarme a tomar un libro, aun cuando los ojos están hambrientos, ávidos...

Me desconectare virtual y "realmente", mudare de polo, apagare luces, pondré un disco y me tirare a que me devore la noche, inmóvil y desarmada, que me devore lentamente y sin piedad, no moveré ni un dedo aún cuando mis manos están ansiosas de crear... Creo que a veces hay que abandonar tierra firme, dejar de perseguir el horizonte y entregarse a lo incierto, a la sensación incierta, a la locura universal de un verso que retumba y tiembla...

Estoy segura, hoy podría escribir incansablemente, recitar, dedicar, crear, una y otra y otra... pero hoy escuchare a alguna mujer que se apalabra en mis adentros, escuchare como la música me habla, con suerte escuche un par de latidos del corazón de un par de Cellos, hoy estoy desarmada y todo cabe en mi piel...

En la poesía, en la música, en la noche, en la madrugada de luna abierta, en la lluvia, en la pasión, esta madrugada en mi no hay nada sensato...

…Afortunadamente no he escrito (no escribo) todo. Los escritos quedan, y hay que saber cómo y dónde escribir, no todo escrito es letra y papel. Basta que alguien me piense para ser un recuerdo.



1 comentario:

  1. La Poesía es todo el tiempo, desde que Dios ama-nece(a) hasta la hora de dormir, que nunca duerme... la Poesía se impone, arrasa voraz todo lo que se mueve, para luego seguir con lo que no se mueve... se alimenta de cualquier cosa para vivir, pero se alimenta del cuerpo y la sangre y los vicios y el alma y fuerza del Poeta para no morir...

    Ser Poeta es una enfermedad, un batir de alas en los ojos...
    Ser Poeta es una herida irreparablemente sangrante, lo mismo sangra agua que miel, que planetas... La Poesía secuestra al Poeta, se hace gravitar con el peso de sus huesos...

    La herida del Poeta es lenguajera, virulenta... No ha de sanar... no hay amor que la cure, ni golpe que la haga retroceder...

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